lunes, 8 de noviembre de 2010

PERIODICO REFORMA

Generan micros caos en paraderos
paradero
Las malas prácticas de microbuseros influyen negativamente en su entorno.
Foto: Ricardo Castelán



















Usan las calles como autolavado, taller mecánico,
basurero y cantina

REFORMA / Redacción

Ciudad de México  (8 noviembre 2010).- El caos vial,
la suciedad y el desorden que generan los microbuses
de la Ciudad de México arrancan desde los paraderos
donde son confinados.

Usuarios, peatones, automovilistas y vecinos sufren
las malas prácticas que se dan dentro y fuera de estos
sitios: suben y bajan pasaje en doble, tercera y hasta
cuarta fila, invaden carriles para hacer base y bloquean
rampas para discapacitados.

Y, por si fuera poco, usan la vía pública como autolavado,
 taller mecánico, depósito de basura, incluidas botellas
con orina, y hasta como cantina, según lo pudo
constatar REFORMA.
 
En el Distrito Federal, hay 217 rutas de transporte que
a diario mueven, según la Secretaría de Transportes y
Validad, a 5.5 millones de usuarios con origen-destino
 en 45 paraderos, rebautizados por el Gobierno de
Marcelo Ebrard como Centros de Transferencia
Modal (Cetram).

Durante un ejercicio de observación en 10 paraderos,
durante tres días y en tres distintos horarios, se
encontró que hay al menos ocho malas prácticas que
los operadores del transporte cometen de forma
sistemática e influyen negativamente en el entorno.

Choferes y checadores de los Cetram en Chapultepec,
Tacubaya, Barranca del Muerto, Observatorio e Indios
Verdes incurren en irregularidades que violan tanto
el Reglamento de Tránsito como la Ley de Transporte
y Vialidad del DF y su reglamento, pero, sobre todo,
perturban la tranquilidad de vecinos y usuarios.

También se realizaron recorridos por seis de esos
paraderos en tres horarios distintos para tomar testimonio
a usuarios, vecinos, automovilistas y a los
mismos transportistas.

"En la vuelta de Constituyentes, para llegar al
paradero (Cetram Chapultepec), se estacionan los
microbuseros para dormir o descansar. Una vez
los vi jugando cartas y ¡claro! le dan en la torre
 a los vecinos, porque tardamos como 20 minutos
en salir de nuestras colonias", señaló Ana Laura
Cajiga, vecina de la Condesa.

Sobre el Eje 10 Sur, afuera del Metro Copilco,
camiones y microbuses ponen en jaque el tránsito
y en peligro a los peatones al permitir el ascenso
y descenso de pasaje en los cuatro carriles
disponibles, durante lo que se considera como horario
de máxima demanda: entre las 7:00 y las 15:00 horas.

"A cada rato medio nos matan. No puede uno ni
 venirles a reclamar, son una bola de majaderos",
expresó María del Pilar Martínez, quien habita en la
Unidad Integración Latinoamericana, en la Colonia
Copilco Universidad.

En el paradero de Barranca del Muerto, además, se
observó a operadores y despachadores ingiriendo
 bebidas alcohólicas.

Atascan el tránsito vehicular

La mala organización en los paraderos también afecta
a los automovilistas que circulan por las vialidades
cercanas y deben librar el punto de transbordo de
los usuarios del transporte público.

En Barranca del Muerto, por ejemplo, los choferes
se adueñan de la Avenida Revolución, pues se
estacionan en doble o triple fila y suben y bajan pasaje
en plena vialidad.

"Los microbuseros se adueñan de dos o tres carriles
para hacer base y les vale tapar la Avenida
Revolución", expresó el automovilista Omar Carmona.

Automovilistas también se quejaron de lo mal que
 manejan las unidades y de la invasión de carriles.

"Dejan pasaje a media calle y les vale gorro, pero
pasa algo, uno tiene la culpa, cuando ellos invaden
todo el Eje", expresó el automovilista Jorge Jiménez.

En Copilco, la vialidad más afectada es el Eje 10 Sur,
donde dejan que los pasajeros bajen incluso a
mitad de la avenida.

"Es peligroso porque si no te ve el conductor del otro
lado, te puede arrollar", dijo Mariana Moyo, pasajera
 habitual de ese paradero.

Automovilistas también se quejaron de este factor,
 además del mal manejo de las unidades e invasión
de carriles.

En Tacubaya, en el cruce de Carlos Lazo y Luis Ruiz,
 donde hay un semáforo que nadie respeta y un tope
que muchos automovilistas, transportistas y particulares
 se "vuelan", entorpece a todas horas la circulación vial.

Sobre Luis Ruiz, por donde bajan los autos desde
Observatorio para incorporarse a Jalisco, Parque Lira
o retornar hacia Periférico, un tramo de unos 400 metros
 se llega a cruzar hasta en media hora, según estimaciones
 de Gerardo Mateos, automovilista que con frecuencia
 utiliza ese tramo.

A unos metros se encuentra el Hospital Pediátrico
Tacubaya, de la Secretaría de Salud local, y el Hospital
Escandón, de asistencia privada. Mujeres con niños en
 brazos, estudiantes y trabajadores de la zona deben
 "torear" a los carros para desplazarse.

Generan desorden y basura

Basura, ruido y el hostigamiento hacia las mujeres
 también son resultado de malas prácticas cometidas
 en los Centros de Transferencia Modal observados.

Según una encuesta aplicada por REFORMA, el 59 por
 ciento de los usuarios encuestados considera que en los
 paraderos predomina el desorden impuesto por los microbuseros.

En Indios Verdes, Barranca del Muerto y Copilco es
 común ver a los operadores molestar y silbar a las
 mujeres que pasan por la zona.

"Se me hace muy riesgoso, empezando por los conductores,
 que gritan de cosas. Por eso acostumbro irme temprano de
 donde haya ido para evitar ese tipo de cosas", expresó
 Mariana Moyo, estudiante de 22 años de edad, y usuaria
 del paradero en Copilco.

Ahí mismo, los conductores ocupan la parada como
 base provisional para hacer sus necesidades,
comer, platicar... y hasta romancear.

A una cuadra del Metro Copilco, sobre el Eje 10 Sur
 y Cerro Culiacán, microbuses de la Ruta 45 con
 dirección al Mercado de la Bola y Avenida Aztecas
 acostumbran esperar turno para recoger pasaje,
 mientras algunos choferes aprovechan para descansar
 o tener algunos momentos "íntimos" con su pareja,
luego de dejar a los usuarios a una cuadra de donde
 es el paradero oficial.

En Chapultepec, las unidades estacionadas en la banqueta
 dificultan el paso de los pasajeros, quienes deben sortear
 microbuses ladeados, cerca de 250 puestos ambulantes
 y montones de basura que despiden un olor fétido.

"Para que no se te vaya el micro tienes que correr sobre
la calle, porque es imposible hacerlo en la banqueta, y
 cuando llueve las coladeras se tapan, se inunda todo y
 si te mojas el pantalón apestas todo el día" comentó el
 usuario Ramón Ortiz.

Incluso, hay "basureros" creados por los mismos
operadores, como el que se encuentra sobre el respiradero
 del Metro Chapultepec, el cual alcanza hasta el medio
 metro de alto por las tardes.

"Yo aquí siempre tengo bien limpio, pero cuando llego,
encuentro botellas llenas de orines y las tengo que tirar,
ni modo ¿qué hago? huele bien feo si las dejo", expresó
 Eva Aragón, quien tiene un puesto de periódicos y
revistas afuera de la Unidad Integración Latinoamericana,
 frente a la base de Copilco.

Mientras que, del otro lado de Eje 10 Sur, habitantes
 de la calle Cerro Culiacán, han tenido que cerrar su
 calle para evitar inseguridad y que los camiones
 invadan su entrada.

"La gente de los peseros hace del baño en la pared
 de mis vecinos y siempre está lleno de basura", aseguró
Beatriz Hernández.

Admiten descontrol

La falta de recursos y de coordinación entre dependencias
 obstaculiza la supervisión y el mantenimiento a los Cetram
en la Ciudad, argumentó el titular de la Secretaría de
 Transportes y Vialidad (Setravi), Armando Quintero.

En entrevista, el funcionario admitió que el desorden
 generado por los transportistas en las bases y sus inmediaciones
no se ha podido controlar.

"Hay una insuficiencia e imposibilidad física de
vigilancia y de control muy fuerte, son zonas donde
Seguridad Pública participa muy poco", dijo Quintero.

"Sólo son 200 inspectores (de la Setravi), divídelos en
 todos los Cetram, ¿y la calle?".

Hace falta una mejor coordinación entre las delegaciones
y las secretarías de Seguridad Pública, Obras y Transporte,
 señaló el titular del ramo.

Por ejemplo, argumentó, el control del ambulantaje
 corresponde a las demarcaciones, pero no es atendido
 en la mayoría de los paraderos.

"Las delegaciones dicen: 'no puedo intervenir porque está
dentro del Cetram y pertenece a Setravi', y no interviene; el
 Gobierno central tampoco tiene un cuerpo especial para eso,
 y no tienes ingresos suficientes autogenerados", expuso el funcionario.

Informó que ante la urgencia de mejorar el servicio y
 controlar el caos que rodea los paraderos, el Gobierno
 del DF sostiene mesas permanentes, de las cuales saldrán
 propuestas para aplicar antes de que termine el año.

"Se está pensando en cosas de ordenamiento de ambulantaje,
 en temas de iluminación, de precisar funciones, temas jurídicos,
 de obras y mantenimiento, de confinamiento, hay seis áreas
 con objetivos de trabajo sobre los cuales se está abordando
en las mesas", dijo sin querer entrar en detalles.

Con información de Luis Fernando Reyes, Óscar
Balderas y Jonás López

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